Por: Tania Rubio
Todo comenzó cuando decidimos junto a mis papás ir a Perú. Hace bastante tiempo teníamos las ganas de poder visitar ese país desde que comencé a estudiar Gastronomía Internacional, porque siempre tuve muy marcado de que Perú se caracteriza por tener una muy buena gastronomía y quería tener la oportunidad de probarla.
Cuando dijimos: "¡OK, vamos a Perú!", me puse a investigar algunos lugares que podríamos visitar y obviamente, un listado de restaurantes y "picadas" para probar las comidas típicas del país. En esta búsqueda me encontré con uno de los mejores restaurantes de Lima, (aclamados por la crítica), llamado "La Rosa Náutica". Sólo por el lugar donde está situado ya había llamado mi atención: un muelle en medio del mar. Tenían en su sitio web la Carta y la verdad, es que al leerla, ya se veía buenísimo el panorama.
Platos que me enamoraron
Me encantaron todos los platos que probé, porque me gusta mucho la variedad de sabores, de condimentos y esos toques que hacen que la comida sea tan deliciosa. Pero si tuviera que elegir mis favoritos con los que quedé "marcando ocupado", fueron dos preparaciones que probé en "La Rosa Náutica": el plato de fondo y el postre.
El plato de fondo consistía en un filete de lomo del pescado del día cocinado a la plancha terminado al vapor, con espinaca perfumada a las finas hierbas y una bechamel un poco más espesa de lo normal con cebolla caramelizada; acompañado con unas papas andinas al horno.
Y la parte dulce de todo esto, claramente se la llevó el postre: ¡un Suspiro Limeño! Es un postre que sí o sí tienen que probar si van a Perú. Debo admitir que antes había probado otros suspiro limeño aquí en Chile, en algunos restaurantes peruanos y siempre me habían parecido muy ricos. Pero este... ¡era la bomba! Partiendo por su presentación que era totalmente diferente: venía el postre montado en una media esfera de chocolate y en un costado del plato algunas frutas de decoración con salsa de berries, que lo hacía visualmente más lindo y daban todavía más las ganas de probarlo. Y al momento de hacerlo, ¡me di cuenta que definitivamente era el mejor suspiro limeño que había comido!
Me había hecho una idea de lo que podía probar en los restaurantes peruanos por los miles de comentarios y lo que ya había sabía, sin embargo, estos dos platos superaron mis expectativas y simplemente fueron los que me marcaron y encantaron de este viaje a Lima.
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