Por: Antonieta Poblete (@antolzp)
Actualmente vivimos en una sociedad en donde el protagonista es el Capitalismo, la competitividad y el consumismo, pero hay algo bueno en todo esto... Para que puedan entender el concepto del “Fast Fashion”, les hablaré desde mi experiencia como "ex-consumista".
Me llamo Antonieta. Título Ingeniería en Marketing, edad 24 años, trabajo en una agencia de publicidad, tengo un buen sueldo y vivo casi a una cuadra del Parque Arauco… ¡Todo un sueño a decir verdad!
Después del trabajo normalmente mis panoramas eran irme de shopping por lo menos dos o hasta tres veces a la semana. Fue así como me fui quedando sin espacio en mi propia habitación, llenando maletas con ropa que realmente no ocuparía...
¿Cuándo me di cuenta de esto? Cuando me tuve que mudar y no sabía realmente de donde había salido toda esa ropa. ¡Tenía cosas que nunca les había sacado la etiqueta! Ahí fue cuando me di cuenta que tenía que hacer un cambio y mi vía de escape fue vender y regalar la ropa que realmente no ocuparía.
Todo esa situación me hizo replantearme, ¿por qué compre tantas cosas que ni siquiera ocuparía o necesitaba? Y fue así como me puse a investigar sobre el concepto del "Slow Fashion". Conocía el término, pero realmente no sabía qué era.
El concepto "Slow Fashion" promueve la transparencia de los procesos de producción, introduciendo la trazabilidad de las prendas. De forma que los consumidores sepan quién, dónde y en qué condiciones se han elaborado las prendas que adquieren.
El Slow Fashion ganó notoriedad tras la tragedia sucedida en la fábrica de Bangladesh en 2013. Más de 1.100 personas murieron al derrumbarse el edificio dónde estaban produciendo prendas de manera industrial, debido a un edificio que no cumplía con las medidas básicas de seguridad.
La filosofía del Slow Fashion nos ayuda a concientizar sobre el impacto de las prendas de vestir en el medio ambiente, el agotamiento de recursos y el impacto de la industria textil en la sociedad. Los materiales fomentados por el Slow Fashion son productos nobles, que no contaminan el medio ambiente y que son biodegradables.
Lo bueno que obtuve de dicha experiencia y sobre todo en estos tiempos de cuarentena es que realmente NO necesitamos tener esas prendas llenas de materiales que lo único que hacen es perjudicar el lugar en el cual vivimos.
En estos meses de confinamiento, al igual que muchos, me he tenido que reinventar tanto en lo personal como en lo profesional, llegando al punto de crear mi propia marca de ropa 100% sostenible "Hand Knut"(@Handknitcl), en la cual con la ayuda de mi madre, hemos diseñado chalecos con lana reciclada y lana vegana.
Hand Knit es justamente eso: volver a los orígenes, a lo antiguo, a lo hecho a mano... Preocuparse y cuestionarse qué materiales se ocuparon en la fabricación de cada prenda y por sobre todo, valorar a la persona que la confeccionó. Nuestro lema de marca es compra consciente, elige mejor.
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