Por: Francisca Domínguez (@kikadominguez)
Como habrán visto en la primera parte, no tengo exactamente una línea editorial para escoger mis libros. Un poco de todo, como me gusta. En esta segunda parte, la mezcla se pone más rara. Pero, ya que estamos encerrados sin más escape que una serie entretenida o un buen libro, ¿por qué no ponernos creativos?
Visitemos el revolucionado Chicago de 1968, la escena de un crimen en un pequeño pueblo costero en Suecia, al enceguecedor resplandor de Broadway en los 40 y un pequeño y tétrico castillo en una localidad rural en Vermont.
El Nix – Nathan Hill
¿Por dónde partir? QUÉ GRAN LIBRO. La historia es realmente original y es imposible no querer saber qué pasa. Los personajes están tan bien escritos que incluso el autor cambia su forma de escribir para cada uno de ellos. Y la pluma de Nathan Hill. Al principio me molestaba, párrafos larguísimos sin ningún respeto por las puntuaciones. Pero de poco lo fui entendiendo y queriendo. Es un recurso del tipo corriente de la consciencia que hace al libro mucho más dinámico y humano.
El protagonista es Samuel, un escritor fracasado que se dedica a enseñar Literatura a un grupo de estudiantes que sólo lo toman porque es un requisito básico para aprobar su carrera. Su tiempo libre lo pasa siendo un elfo en un videojuego online. Está demás decir que se siente decepcionado de la vida. Pero ésta da un vuelco cuando descubre que la perpetradora de un ataque a un candidato presidencial es nada más y nada menos que su madre, quien lo abandonó cuando era niño.
Con la promesa de un contrato editorial que lo ayudará a saldar sus deudas, Samuel se adentra en la investigación que lo llevará a saber quién es realmente su madre. ¿La mujer distante cuyo abandono le generó más de algún trauma? ¿Una activista radical que participó en las infames protestas de Chicago de 1968 contra la Guerra de Vietnam? ¿Una joven atrapada en los tradicionalismos de un pueblo chico (infierno grande) con ganas de más?
El Valle de las Muñecas – Jacqueline Susann
En los 60 pasaron muchas cosas. Es la década de los hippies, de la música, de la liberación y de la revolución. Pero la gran mayoría de las mujeres se perdieron todos estos cambios porque estaban atadas a la tradición, a ser buenas esposas y amas de casa. No es sorpresa, entonces, que un libro como “El Valle de las Muñecas” haya sido en el 66’ un best-seller y que hasta el día de hoy, 50 años después, siga siendo una de las publicaciones más vendidas de la historia.
Pasa que Jacqueline Susann escribe sobre un grupo de mujeres en los años 40 que decidieron tomar otro camino: el del espectáculo. Así, Anne, Neely y Jennifer se insertan en el mundo del showbiz de Nueva York, cada una a su manera, pero experimentando muchas cosas en común, como las fiestas, la fama, la superficialidad y las drogas o “dolls”. De hecho, si bien uno empieza el libro pensando que el título refiere a las bellas mujeres que integraban este exclusivo mundo, de a poco te vas dando cuenta el protagonismo que pasan a tener estas pastillas, que ayudan a las explotadas artistas a dormir, a estar despiertas, a mantenerse flacas, a mantenerse activas, a mantenerse en pie. ¿Cómo sabe Jacqueline Susann tanto sobre este submundo? Simple, ella misma lo experimentó: tras salir del colegio en 1936, se fue a Nueva York para convertirse en actriz.
El libro, como podrán esperar, causó gran controversia. Pero no sólo por los temas que trataba. Muchos criticaron también la escritura de Susann. A pesar de lo que se pueda decir al respecto, es un libro emocionante, entretenido y divertido. Además, narra una de las mejores venganzas que he tenido el placer de leer (incluye una peluca yéndose por el wáter en el baño de un bar).
Crimen en Directo (Serie Fjällbacka #4) – Camilla Läckberg
No sé qué tienen los suecos, quizás el frío que llega a hacer en su país o lo severos que parecen a primera vista, pero hacen las mejores historias de crimen y suspenso. Si no me creen, vayan a leer la saga Millenuim de Stieg Larsson y después hablamos.
Si bien Camilla Läckberg no tiene esos personajes oscuros y extraños como Lisbeth Salander, logró crear un especial cariño en mi corazón por los protagonistas de la serie Fjällbacka, el policía Patrick Hedström y la escritora Erica Falck, quienes a lo largo de 10 (sí, 10) libros, desentrañan intrincados crímenes que suceden en este pequeño pueblo costero.
Los libros están unidos por una serie de personajes que componen la colorida población de Fjällbacka, sobre todo la historia de amor entre Patrick y Erica. Pero cada libro trae un nuevo misterio. En el cuarto de la serie, “Crimen en Directo”, Patrick tiene que investigar la muerte de una mujer en un accidente automovilístico. Lo que parece un caso casi rutinario, se convierte en una indagación de asesinato cuyas ramificaciones se extienden a varios lugares de Suecia y varios años atrás. Al mismo tiempo, un grupo de jóvenes (cuál más imbécil que el otro) llega al pueblo para grabar un reality, pero la macabra muerte de uno de ellos hace que el policía se sienta al borde del colapso. ¿Tienen estas muertes algo en común? Como todos los libros de esta serie, la verdad se va revelando página a página.
Siempre Hemos Vivido en el Castillo – Shirley Jackson
Si vieron “La Maldición de Hill House” entenderán por qué llegué a Shirley Jackson. La serie de Netflix está basada en el libro del mismo nombre de esta novelista estadounidense dedicada más que nada al suspenso y terror. Para los fans de este género (como yo), es una increíble serie. Por eso decidí otro de sus clásicos.
“Siempre Hemos Vivido en el Castillo” es una historia extraña. Dos hermanas, Merricat y Constance Blackwood viven solas y completamente aisladas del mundo exterior en el castillo de su familia, junto a su envejecido tío Julian. Constance, la mayor, es la encargada de la casa y pasa la mayor parte de su tiempo en la cocina, aunque no parece importarle. Merricat, en cambio, es salvaje. Seguida siempre por su fiel gato Jonas, pasa todo el día en el patio, en pequeñas cuevas que hace en los arbustos y escondiendo “tesoros” a lo largo de todo el terreno. Es ella quien narra la historia y pareciera ser una simple niña con gran imaginación y una poderosa capacidad de auto-entretenerse. Sin embargo, ella tiene 18. Es bien raro. Pero ambas hermanas se adoran y están más que felices con su solitaria vida.
¿Qué las llevó a vivir así? El resto de la familia Blackwood murió hace años mientras celebraban una comida familiar. Uno de ellos había envenenado el azúcar. Este crimen queda como telón de fondo de la cotidianeidad entre dos hermanas y su tío -que se ve interferida por la llegada de su primo lejano, Charles-, y que le agrega una constante sensación de suspenso e incomodidad al desarrollo de los eventos.
Es un libro corto, muy bien escrito, que en poco tiempo retrata las distintas personalidades que conviven en el castillo, al mismo tiempo que envuelve en ese ambiente oscuro y solitario que caracteriza el estilo de Shirley Jackson.